miércoles, 12 de marzo de 2008

Apuntes sobre la mediocridad

El tomar conciencia de su propia mediocridad lo hundió en un terrible estado de melancolía, de tristeza por lo que nunca fue, por lo que nunca sería. Dolor, también, por saberse observado como lo que era en realidad. Definitivamente, nada tenía sentido, todos contra él y él frente al mundo. Rabia y desesperanza contenidas. Sólo le quedó una salida.

4 comentarios:

Mario Fizzio dijo...

sí... aceptar que los sueños y la realidad no son la misma cosa.

Ruth dijo...

Me encantan los finales abiertos, pero siempre me dejan un regustillo amargo de no saber cual era la idea que pasaba por la mente del escritor, o escritora en este caso.
Me ha gustado mucho, Leo. Espero ver prontito también cosas de María.
Un saludo

Leo García-Jiménez dijo...

MI idea fue directamente la muerte, aunque si lo pienso creo que la desesperanza debe ser muy muy profunda (hasta llegar a la enfermedad) para que alguien quiera morir por sentirse incomprendido y mediocre. Me quedó un poco excesivo, pero como no lo puse, las opciones son tantas como queráis...

Supongo que la salida más natural a esa situación que planteo es el abandono y la retirada, no?

Ruth dijo...

Puede que la más natural y lógica sí sea ésa. Pero soy optimista por naturaleza, así que al protagonista del microrrelato le aconsejaría que, pese a su mediocridad, siga intentando lo que quiera que haga.
¿Quien sabe? Puede que algún día venza sus propios límites y " se salga".
¡Un saludo!