sábado, 12 de julio de 2008

Fuera de concurso

Un nacimiento, un divorcio y un misterio resuelto
Ludovica

Todo empezó cuando mi tía Magdalena se fijó en un enano de ojos azules, tal cual. En principio pensamos que era un enano de jardín, luego se levantó y vimos que no, que realmente era muy bajito. Era Luciano, el enano de ojos azules. Mi tía, se había enamorado de él y ya no había marcha atrás. En Julio se conocieron y en Agosto se casaron. Entonces llegaron los siameses, los gatos, hijos todavía no tenían. Eran una pareja muy singular, Luciano, un enano, y mi tía, una gigante, también de ojos claros. Como por obra de duendes, los siameses también tenían los ojos claros. ¡Pero qué guapos iban todos de paseo, Luciano, Magdalena y los siameses! -¿Son niños o niñas? Preguntaba la gente al ver el cochecito doble y con cara de estupor reculaban e intentaban buscar en su mente el por qué. ¿Sería por le mezcla de un enano y una gigante?, se preguntaban. En realidad, mi tía quería tener hijos,no gatos, pero pasaba el tiempo y no llegaban.
Luciano no era muy trabajador, ni mucho ni poco ni nada y como ninguno de los dos trabajaba al final embargaron su casa y se tuvieron que ir a casa de la madre de Magdalena, o sea a casa de mi abuela. Como habrán imaginado, mi abuela también es gigante, igual que yo y todos los de mi familia. Imaginen la taza del water,más de una vez recogieron a Luciano de entre la inmundicia. Como la casa era de campo, cabían más siameses. Mi tía suplía hijos con gatos. Luciano no sabía qué hacer,no le había dicho a su mujer que además de enano era estéril, y no pensaba decírselo, no quería que le dejara. En un principio le hacía gracia aquello de los siameses, pero es que algunos eran más grandes que él, y eso le molestaba.
Murmuraciones de todo tipo llegan a los oídos de Luciano, la gente llegó a pensar que de su unión con Magdalena salían gatos. El tiempo pasó y la cosa no mejoraba,empeoraba. Nacían gatos dentro de los armarios, otros, grandes como tigres se sentaban en el sofá y cambiaban los canales de televisión, algunos incluso intimidaban a Luciano diciéndole que le robarían a su mujer. Luciano no podía más, no podía luchar con casi 70 pares de bigotes. Y lo bebés humanos no llegaban, él fingía, intentaba engendrar cada noche un hijo, lo intentaba 13 y 14 veces y nada, más que criaban los gatos, como celosos en celo.
Terrorífica era la casa de mi abuela, ya ni los carteros se atrevían a entrar por el camino, dos gatos egipcios custodiaban aquel templo felino y un gran gato negro tamaño jaguar, de los de las 4 ruedas, sentado bajo una higuera viéndolas venir. Y mi tía cada vez más loca y mas obsesionada con los gatos, y más obsesionada con Luciano. -Vamos Luciano,hazme un hijo si eres un enano como Dios manda, le decía. Luciano menguó 20 centímetros y mi tía los creció,imaginen. Pasaron 2 años y todo seguía igual, excepto que habían más gatos y mi abuela había muerto de asco. Ahora vivían solos, el enano, la gigante, los siameses, los egipcios y el pseudo jaguar negro con airbag y elevalunas eléctrico. Yo ya ni iba a verlos, no quería morir como mi abuela, miren que le dije veces que las bolas de pelo iban a ser su ruina.
La gente ya había dejado de murmurar, después tanto tiempo ya nadie esperaba nada, solo más gatos. Y como suele pasar, tópico al canto, dejaron de buscar y encontraron. Algo se removía en las tripas de Magdalena. Luciano incrédulo por fin descansó y recuperó los centímetros que le faltaban. Los gatos hicieron de gatos y se colgaban de las cortinas y afilaban sus uñas en las sillas en señal de protesta,iban a perder su reinado. Por fin, mi tía estaba embarazada. Incompatibles eran los animales con los bebés, pensaron mis tíos, y a fuerza de duchas y baños diarios echaron a los gatos. Mil cuidados para Magdalena, piñas y melocotones en almíbar, friegas con aceite de romero en las piernas y en los pies, chistes verdes para hacerla reír...Así hasta que pasaron sesenta días y parió mi tía. Horrorizados ante los dolores del parto tan prematuros pensaron que de un aborto se trataba y se fueron al hospital. Finalmente mi tía parió, dos pequeños diminutos,casi como Luciano, morenos, muy morenos, bueno para qué mentir, negros, peludos, maullantes y de uñas afilada, ¡ah!, y también con airbag y elevalunas eléctrico. ¡Maldito Jaguar a todo confort!, pensó mi tío, y luego añadió: ¡el divorcio por favor!


Pd. La historia está basada en hechos reales
Dedicado a Irene
Pd. He cambiado el nombre de Mariano por Luciano, me pedían derechos de autor, y no está la economía para tanto.

5 comentarios:

María dijo...

Jajajajaja!! Al final me he tenido quepasar por mi casa para leer la historia. Me parto de la risa!!!

Leo dijo...

muy bueno!!!!!!!!!! Fuera de concurso, pero muy bueno! entratará en el libro "culturaciones" ;-)

UN abrazo

Ruth dijo...

Me ha encantado! Ha sido una pena que no lo pudieses publicar antes.
Un saludo!

Anónimo dijo...

¡Genial! Ya lo creo que entra en el libro. Por cierto, el sábado te echamos de menos en nuestra tertulieja de Culturaciones... Un abrazote

Ludovica dijo...

Gracias gracias queridos lectores. Vosotros tb sois muy grandes!! Con el libro nos forramos fijo